En términos meteorológicos la primavera pasada terminó siendo «fresca» en Cantabria, con una temperatura media algo por debajo de lo habitual. Pero lo cierto es que a lo largo de los tres meses que compusieron la estación se entreveraron días, semanas enteras calurosas y sofocantes, sin apenas lluvia, con otras más frías que templadas -aún se registraron heladas en el interior- y con cantidad de precipitaciones que provocaron importantes inundaciones (Treceño, Caranceja, Molleda) en la región.

A modo de ejemplos, abril tuvo grado y medio de temperatura superior a la media de los últimos treinta años, mientras que los meses de mayo y junio fueron los más frescos de la última década. Otro botón: en la localidad lebaniega de Tama cayó un 25% del agua que suele caer de media en un mes de abril normal; durante mayo se recogió el doble de lo habitual en tanto que el mes de junio le fue el más lluvioso de los últimos 35 años.

Según el balance realizado por la Delegación Territorial de Aemet, el trimestre primaveral «comenzó muy seco y terminó muy lluvioso», y si bien la temperatura media de los tres meses estuvo en torno a los valores normales, marzo resultó muy cálido mientras que la media de junio fue de 1,3º por debajo del pasado año.

Fuente: El Diario Montañés