La nieve no tuvo gran poder de convocatoria entre los esquiadores el primer día de apertura de Alto Campoo. Se calcula que fueron unas 1.400 las personas que ayer accedieron a la estación invernal. Esa modesta afluencia hizo que el estreno de la temporada blanca resultara una jornada apacible dentro y fuera de las pistas. «Al margen de la cifra de visitantes, que no es mala, lo importante es el efecto llamada», señala Ricardo García, coordinador de Cantur en la estación invernal.

A las nueve y media el termómetro marcaba dos grados bajo cero. «Una temperatura ideal», reseñaba Asier, un esquiador vasco que se había llegado hasta la estación invernal previo paso por Santander para recoger a sus amigos Ana y Luisma. Sentado al borde del maletero, Asier terminaba de calzarse las botas con mucha parsimonia. «Espabila o vamos a estar más tiempo en las colas que en las pistas», le recriminaban con retranca la joven pareja a la vista del panorama que les aseguraba una apacible y provechosa jornada de esquí.

El aparcamiento de Calgosa se hallaba a un cuarto de ocupación. Lo que en que en jornadas de fin de semana en plena temporada es el momento crítico, a aquellas horas los vehículos iban llegando prácticamente a cuentagotas. El desplazamiento sin atascos ni colas hasta Calgosa mismo resultó ayer muy desahogado y el acomodo era ágil en el aparcamiento. Los encargados de ordenar las filas y de mantener libres las vías de escape lo lograban sin necesidad de grandes aspavientos.

«Resulta extraño llegar tan fácil», reconocía Salvador, un vallisoletano que junto a otros dos paisanos se había llegado desde la capital castellana y a quienes les llamó la atención «que en dos horas y media estemos ya a punto de tomar el primer remonte», tras haber salido de Valladolid a las siete de la mañana.

Fuente: El Diario Montañés (http://bit.ly/ekCl2X)